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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINLa historia del guacamole en México se remonta a la época de los aztecas, quienes recolectaban aguacates para preparar un mole, de ahí su nombre en náhuatl “ahuacamolli” que viene de ahuacatl (aguacate) y molli (mole), sin embargo, con la conquista y la llegada de los españoles a América, el aguacate se volvió un alimento escaso, exclusivo y muy buscado pues se decía que su textura y sabor eran muy exóticos.
Con el tiempo, el guacamole se convirtió en una preparación típica de todo México que ha trascendido fronteras, pues su elaboración es muy sencilla, ya que sólo se debe mezclar el aguacate con chiles verdes, sal y ajo, aunque hay que tener cuidado para que no se oxide y pierda su sabor.
- Un par de aguacates maduros
- Media cebolla mediana
- Un jalapeño
- Un poco de sal
- Zumo de media lima o limón
- Unas hojas de cilantro (Opcional)
- Un chile serrano (Opcional)
Primero vamos a coger los aguacates que vamos a emplear, que deben estar maduros pero no pasados, para que su pulpa esté en su punto de sabor y textura. Vamos a cortarlos por la mitad, desechando el hueso que tienen en el centro, y después vamos a sacarles la pulpa, usando por ejemplo una cucharilla de las que tenemos en la cocina. Vertemos la pulpa en un recipiente y la vamos a machacar con un tenedor, para que quede como si fuera un puré.
Agregamos el zumo de media lima o limón por encima, para que el aguacate no se oxide y se ponga con un color oscuro. Pelamos la cebolla y picamos la mitad, pero en trozos muy finos, lo más fino que podamos, y la agregamos en el mismo recipiente en el que tenemos el aguacate. Picamos también el jalapeño muy fino y lo vertemos junto con el resto de ingredientes, y añadimos un poco de sal. Si queremos se pueden agregar unas hojas de cilantro lavado y picado, sin los tallos, que echaríamos al mismo recipiente, y/o un chile serrano bien picado, para darle un toque picante a la receta.
Con el mismo tenedor vamos a remover todos los ingredientes para que se vayan mezclando y formando el guacamole con la textura habitual, con los trozos de ingredientes visibles y bien integrados con la pulpa de los de aguacates. Y con esto ya tendríamos nuestro guacamole mexicano preparado, listo para servir junto a unos nachos o acompañando a otros platos.
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